La fiebre del Fútbol Base.


Me encanta ver partidos de chaveas. Cada vez más. Hablo de fútbol, sólo de fútbol. Quiero obviar en este artículo todo lo referente al graderío, una cuestión sobre la que podríamos hacer un sinfín de reflexiones en las que, probablemente, acabaría metido en un jardín o en la primera línea de un batallón de infantería. Con todas las papeletas para ser el primero en caer acribillado. Me quedo estupefacto, sin saber cómo reaccionar, cuando presencio discusiones entre padres que a veces rozan la batalla campal. Entre tanto, los críos compiten deportivamente sobre el terreno de juego, aprovechando cualquier momento de tranquilidad en el partido para contemplar de reojo (y preocupados) el repugnante espectáculo de la grada. Pero lo dicho, hablemos de fútbol.

Cada viernes por la mañana le pego un repaso a los partidos donde tengo amiguetes implicados. Lo primero que hago es echar un vistazo a las categorías inferiores de Los Villares, con especial atención a mis infantiles. Me sumerjo después en la Primera Provincial Alevín para buscar el horario del Vandelvira, donde juegan Manolo y Josillo, mi chiquitín. Otro clic, y busco a Juan y Jesús, que juegan en la Fundación del Real Jaén. En la Andaluza de infantiles andan Camilo y Joaquín Pérez defendiendo al Atlético Jaén... Mientras tanto, ya me he quedado con la copla de dónde y cuándo juegan mis compañeros de la Peña Deportiva Jiennense: el benjamín de Jose Ángel, el alevín de Pichu, los infantiles de Cidoncha, los cadetes de Jose...

Intentando cuadrar horarios para seguir al máximo número de amiguetes posibles, confieso que pongo especial interés en dos equipos que me fascinan: los infantiles de la Fundación del Real Jaén, dirigidos por Tete Badillo, y el prebenjamín del Atlético Jaén, entrenado por José Montes. Nunca en mi vida me ha costado admirar a quienes lo hacen bien, y reconozco que ver jugar a estos dos equipos es una delicia para quienes respiramos este deporte. Ambos comparten idea futbolística: la Conquista Pacífica. Se trata de un estilo hermoso, de posesiones largas y recuperaciones rápidas, un fútbol total que acapara la pelota, madura la jugada y asesta el estoque mortal cuando los rivales danzan hipnotizados persiguiendo sombras. Supongo que habrá otros equipos a los que admirar, pero mi ilusión es conseguir que mis críos, algún día, pinten obras de arte como esas.