El Camp Nou y la Batalla de Rocroi.

Después de ver la actuación del Osasuna en el Camp Nou durante el partido de ayer, me pregunto qué conclusiones habrán podido sacar los próximos rivales que visiten el feudo azulgrana. Intuyo que los pensamientos del entrenador de turno rondarán la pregunta de siempre, la cuestión que todos se hacen una vez llegado el momento: el planteamiento. ¿Atacar o atrincherarse? Hay debate. Pero en la mayoría de los casos, esta disyuntiva pierde toda importancia con el curso de los acontecimientos, porque suele ocurrir que el Barça, sea como fuere, acaba destrozando la portería del adversario. El Camp Nou es su estadio, su mundo. Y el flujo y reflujo de las mareas del Océano, la deriva de los continentes, o la trayectoria del Sol a lo largo de su elíptica, son sólo algunos de los factores que el Barça controla en su mundo.

Mendilíbar pensó que sería una gran idea tratar de colapsar la salida de balón del Barça. Lanzó a sus hombres hacia arriba, presionando incluso a Pinto para intentar incomodar a un Barça que vive única y exclusivamente de sus largas posesiones. Desconozco si era una forma de intentar dar la campanada o, simplemente, de morir con dignidad, pero el caso es que Osasuna compareció en el Camp Nou como lo hicieron los Tercios Viejos españoles en la Batalla de Rocroi. Valiente, atrevido, bravo... suicida. El Barça, infinitamente superior, controló el juego igualmente y a los quince minutos ya ganaba con gol de Cesc. Los cementerios están llenos de valientes, pensé entonces, cuando empezó a caer la noble causa navarra y el Osasuna imploraba clemencia.

Y es que el Barça no dió opción ninguna. Abordó el partido con el único Plan A que conoce: controlar la posesión, dirigir el juego, gobernar el partido. Xavi volvió a erigirse, una vez más, como principal conductor de la idea, dominador de todas las cosas, máximo exponente de un estilo futbolístico que ha salido victorioso de toda competición propuesta en el planeta, ya sea mendiante el brazo azulgrana, o a través de su homónima Roja. La Conquista Pacífica (o tiki-taka) lo ha ganado todo, incluso el corazón y el beneplácito de aficionados y entendidos. Sin embargo, hay quien dice que su fútbol aburre, pero yo aun sigo ensimismado en descifrar la receta de esa pipirrana que se forma en el centro. Tengo claro que juegan con tres atrás, pero esa locura anárquica generada por tanto talento junto que desafía cualquier dibujo táctico me tiene maravillado. Porque todavía no me explico el cómo. No lo había visto antes. Así certificó el Barça su pase a cuartos de final, con Cesc, Xavi, Messi, y un fútbol glorioso. Dejando en el ambiente la duda de siempre: ¿Atacar o atrincherarse?