Fallece Carlos Martínez, futbolista de 19 años que militaba en el Real Jaén F.S.
Es ley de vida, todo hombre nace y luego muere, aunque nunca nadie está preparado para ese último momento en que el ser humano agota su último suspiro de vida y deja este mundo para Dios sabe qué. Pero cómo un muchachote de tan solo 19 años, deportista magnífico, puede caer fulminado de repente es algo que nos recuerda que somos muy frágiles. Incluso en el momento de máximo esplendor del ser humano, la muerte nos puede sorprender sin que podamos hacer nada para evitarlo. Carlos era joven, fuerte, atleta, una fuente descomunal de energía y vida, al igual que todos sus compañeros. Su muerte nos vuelve a coger por sorpresa y tiñe de blanco y negro una semana en la que la ciudad de Jaén sonreía y se divertía.
Me pregunto ¿por qué? Nos preguntamos ¿Por qué? Todos los días fallece gente, ancianos, enfermos, asesinados, jóvenes víctimas de algún accidente... Pero ¿por qué debe morir de repente un joven en buen estado de forma y que derrocha salud? Pues la explicación científica existe y es desoladora: un fallo cardiaco que permanece oculto durante toda la vida hasta que da la cara y se presenta como un síncope mortal que deja sin vida el cuerpo humano y destroza a una familia entera. Esto nos recuerda que la medicina ha avanzado muchísimo, pero, como dijo una vez Alfredo Relaño, la Naturaleza se reserva todavía un siniestro dominio sobre nuestros destinos, y el pasado lunes desveló el macabro final que tenía reservado para Carlos, un chico “estupendo, alegre, amigo de sus amigos, amable, agradable, simpático, humilde, enamorado de su novia y amante de su familia, un apasionado del fútbol” o así le describe Álvaro Lozano, amigo de Carlos y actual futbolista del Racing Jaén Clima.
El próximo fin de semana, el fútbol en la provincia de Jaén se vestirá de luto para dar su particular adiós a Carlos Martínez mientras su familia y amigos lloran atónitos su inesperada pérdida. Tras los casos de Antonio Puerta (Sevilla), Miklos Feher (Benfica), Fco. Javier Herrezuelo (Olímpica Valverdeña), Daniel Jarque (Espanyol), y ahora Carlos Martínez, es momento para la reflexión en el mundo del fútbol. Además de estos casos, hay muchos más, y como ahora, la víctima simplemente reposaba en casa. Es curioso, siempre un denominador común: chico joven y fútbol. Tan solo recuerdo un caso de muerte súbita en baloncesto, y no recuerdo ninguno en deportes como el tenis, balonmano, voley... Seguro que es una casualidad, pero yo como joven futbolista y entrenador de categorías inferiores de fútbol me pregunto: ¿Nos estaremos pasando en la preparación física? ¿Estamos llevando al límite al cuerpo humano? ¿Forzamos “la maquinaria” en los entrenamientos y partidos? ¿Se ha vuelto más físico el fútbol que antes? No tengo ni idea, no entiendo ni de medicina ni de preparación física, pero los datos están ahí. ¿Casualidad? Seguramente. La vida juega con nosotros, pero hay que enfrentarse a ella con decisión y valentía, como hizo Carlos.
Es ley de vida, todo hombre nace y luego muere, aunque nunca nadie está preparado para ese último momento en que el ser humano agota su último suspiro de vida y deja este mundo para Dios sabe qué. Pero cómo un muchachote de tan solo 19 años, deportista magnífico, puede caer fulminado de repente es algo que nos recuerda que somos muy frágiles. Incluso en el momento de máximo esplendor del ser humano, la muerte nos puede sorprender sin que podamos hacer nada para evitarlo. Carlos era joven, fuerte, atleta, una fuente descomunal de energía y vida, al igual que todos sus compañeros. Su muerte nos vuelve a coger por sorpresa y tiñe de blanco y negro una semana en la que la ciudad de Jaén sonreía y se divertía.
Me pregunto ¿por qué? Nos preguntamos ¿Por qué? Todos los días fallece gente, ancianos, enfermos, asesinados, jóvenes víctimas de algún accidente... Pero ¿por qué debe morir de repente un joven en buen estado de forma y que derrocha salud? Pues la explicación científica existe y es desoladora: un fallo cardiaco que permanece oculto durante toda la vida hasta que da la cara y se presenta como un síncope mortal que deja sin vida el cuerpo humano y destroza a una familia entera. Esto nos recuerda que la medicina ha avanzado muchísimo, pero, como dijo una vez Alfredo Relaño, la Naturaleza se reserva todavía un siniestro dominio sobre nuestros destinos, y el pasado lunes desveló el macabro final que tenía reservado para Carlos, un chico “estupendo, alegre, amigo de sus amigos, amable, agradable, simpático, humilde, enamorado de su novia y amante de su familia, un apasionado del fútbol” o así le describe Álvaro Lozano, amigo de Carlos y actual futbolista del Racing Jaén Clima.
El próximo fin de semana, el fútbol en la provincia de Jaén se vestirá de luto para dar su particular adiós a Carlos Martínez mientras su familia y amigos lloran atónitos su inesperada pérdida. Tras los casos de Antonio Puerta (Sevilla), Miklos Feher (Benfica), Fco. Javier Herrezuelo (Olímpica Valverdeña), Daniel Jarque (Espanyol), y ahora Carlos Martínez, es momento para la reflexión en el mundo del fútbol. Además de estos casos, hay muchos más, y como ahora, la víctima simplemente reposaba en casa. Es curioso, siempre un denominador común: chico joven y fútbol. Tan solo recuerdo un caso de muerte súbita en baloncesto, y no recuerdo ninguno en deportes como el tenis, balonmano, voley... Seguro que es una casualidad, pero yo como joven futbolista y entrenador de categorías inferiores de fútbol me pregunto: ¿Nos estaremos pasando en la preparación física? ¿Estamos llevando al límite al cuerpo humano? ¿Forzamos “la maquinaria” en los entrenamientos y partidos? ¿Se ha vuelto más físico el fútbol que antes? No tengo ni idea, no entiendo ni de medicina ni de preparación física, pero los datos están ahí. ¿Casualidad? Seguramente. La vida juega con nosotros, pero hay que enfrentarse a ella con decisión y valentía, como hizo Carlos.