Cuando el fútbol deja de ser importante.

Santo Tomé 3-0 Alcaudete. Jornada 17.

Cuando vi que el partido de Santo Tomé era el único que se había jugado de los ocho que debían disputarse ese domingo, pensé: "El campo es nuevo, igual le instalaron un techo de metacrilato como el que quiere ponerle Florentino al Bernabeu". Aquel día, la nieve se presentó en la provincia de Jaén suspendiendo el resto de los partidos de la Regional Preferente, incluso se aplazó el encuentro que tenían que disputar en La Victoria el Real Jaén y el Poli Ejido, de 2ª División "B".

Los motivos fueron varios: hubo equipos que no pudieron desplazarse a sus destinos, como el caso del Villargordo, que le fue imposible ponerse en carretera por la intensa nevada que caía a eso de las 16:00 horas; hubo otros, como Los Villares, que viajaron hasta Villanueva del Arzobispo para después volverse tras ver el manto blanco que cubría el campo de San Blas; otros, valientes pero sensatos, querían jugar pero la falta de un balón de color distinto al blanco les impidió iniciar el partido.

Pues bien, el Alcaudete consiguió llegar hasta Santo Tomé y se encontró lo que estáis viendo en las fotos: un campo cubierto de nieve y un árbitro al que lo último que le importó fue el fútbol. En un campo nevado y helado, no sólo no se puede jugar al fútbol como Dios manda, sino que además pone en serio peligro la integridad de futbolistas que ni si quiera son futbolistas, sino chavales, hombres que al día siguiente tienen que trabajar. Y está el patio como para perder el trabajo por una lesión... Además, en estas condiciones, permitir jugar al fútbol con un balón de color blanco es, insisto, anteponer otros intereses antes que el fútbol.

No fue el único caso, también sucedió en Mengíbar (imagen inferior) en un partido de Primera Regional. Según me contó un futbolista del Porcuna, el señor colegiado se confundió de deporte y obligó a los futbolistas a jugar un partido de fútbol en una pista de esquí. Además, la crónica del partido que se muestra en la web oficial del Atlético Porcuna (que por cierto, ganaron 0-2) reconoce que no paró de nevar durante 80 minutos, que las líneas del campo no se distinguían, y que el balón se convertía con frecuencia en una bola de nieve, literalmente.
En fin, espero que a nadie le de algún día por llevar 22 flotadores a un partido de fútbol, por si llueve y la cosa se pone fea.