El Hispania, solo ante el peligro.


Cuando pienso en el Hispania enseguida me vienen a la cabeza nombres como el de Manuel Jesús Cabrera o el de Javi Roca. Siempre que saco nombres a relucir supongo que pensareis: "venga, ya sé lo que va a decir, lo de siempre: que son gente maravillosa, personas excepcionales, tíos currantes, trabajadores, amantes de esto... ¡qué pesao el tío!"

Pero, ¿Y qué puedo decir? ¿Qué se dice de gente que sigue involucrada y metida hasta las cejas en el fútbol cuando a cambio solo reciben malos ratos? Aquí estamos todos igual, ni yo ni nadie come de esto; si eres de los que ve desde los cadetes del Vandelvira hasta un Escañolense-Urgavona, si te juegas el físico en entrenamientos y partidos, te fundes la pasta en darle de beber al coche para que te lleve a jugar o a entrenar, en que un fisio te recupere de una rotura fibrilar, tienes un crío que juega y va para profesional, te picas con los padres del equipo rival, llevas un grupo de críos e incluso explicas a tu mujer semanalmente el misterio del fuera de juego, pues que quieres que te diga, amigo, eres una gran persona.

Y aquí mis colegas del Hispania son de esos, te lo doy todo a cambio de nada, porque te quiero, fútbol. El domingo pasado les vi jugar en Torredelcampo contra el Racing Jaén, y allí no había más de 40 personas, todas ellas chavales de las categorías inferiores a excepción del presi del Racing, mi gran amigo Paco Vilchez que es el cazatalentos por excelencia del fútbol provincial, mi padre y un servidor.

Antonio Martínez, veterano jugador del Hispania, me decía al final del partido que estaban teniendo mala suerte, que estaban trabajando bien pero que no estaban teniendo fortuna. Me hablaba dolido, bueno, peor aun, más que dolido. Cuando algo te duele y te sigue doliendo al día siguiente, y pasan los días y esa cosa te sigue doliendo y no le ves final, ya no sientes dolor, sientes resignación. Martínez me contaba resignado que la gente de Torredelcampo no valora el trabajo que están haciendo, que los tienen abandonados. El Hispania siente soledad, está desamparado. Yo quiero que sepan que les apreciamos, que son de los nuestros, que nosotros les apoyamos y apreciamos la deportividad que están mostrando, que sigan ahí, que no se rindan, que luchen hasta el final y sigan haciendo grande este deporte.

Ésta es su web, cojonuda por cierto, voy a entrar a darles un abrazo.