La visión "espaguetti" del Madrid y el mensaje del Olympique.

Os presento a mi colega Mirko. Este chaval es un estudiante de 21 años que vivirá en Jaén hasta el 15 de julio. Vino hace tres semanas desde Italia mediante una beca Erasmus, concretamente, desde Mazara del Vallo, o algo así, una ciudad costera situada al suroeste de la isla de Sicilia, al sur de la península itálica. Por supuesto, le encanta el fútbol y es un incondicional del "Internazionale", del Inter de Milan vaya, y por tanto, desea lo peor del mundo mundial al Milán y a la Juventus, que según me cuenta, en Italia todo el que no es de la Juve, está en contra. Como curiosidad, os cuento que el otro día me lo llevé a La Victoria para ver el Jaén-Sevilla B y le llamaron la atención dos cosas: lo cerca que en España están las gradas del cesped, y la ausencia de vallas y policías mirando a la grada. Al parecer, le llevamos a los italianos diez años de ventaja en comportamiento cívico en los estadios, ya que lo que vio en La Victoria le parecía inconcebible en Italia.

Total, que ayer estuvimos viendo el Madrid en casa de Ismael, que junto con mi hermano Álvaro y Manu Astorga, formaban la hinchada vikinga de la estancia. En el otro bando, Mirko, un compatriota suyo llamado Marco, y yo, estuvimos a punto de salir volando por la ventana del salón.

Me llama la atención la animadversión que el par de "espaguettis", seguidores del Inter y del Napoli, tienen contra el Real Madrid. Contaban que en Italia, el Madrid tiene colgada la etiqueta de la prepotencia. Más que los propios jugadores, lo galáctico ha resultado ser el precio que se ha pagado por ellos, un auténtico disparate los 96 millones por Ronaldo y 64 por Kaka. Aunque no se declaraban "antimadridistas", reconocían que les haría feliz ver el hundimiento de la nave blanca frente a un modesto Olympique "que ya no es lo que era", como decía la prensa estos días.

Reconozco que fui feliz al ver cómo el Madrid volvía a estrellarse contra el muro de los octavos de Champions por sexto año consecutivo, ya no sólo por ver palmar al Madrid, sino por el mensaje subliminal que el Olympique dejó sobre el cesped del Bernabeu. Ayer los "franchutes" que vienen de una liga menor, recordaron a los españoles que en el fútbol el dinero no lo es todo, y me alegro por ello. Anoche, el Olympique "que ya no es lo que era", dejó a la altura del betún al Madrid de los 300 millones en fichajes, al Madrid del ser superior y fábrica de generar pasta, al Madrid de la final del Bernabeu. Cuando se celebró el sorteo, el Madrid ya pensaba en los cuartos de final, y mientras, el Olympique ya llevaba 20 minutos preparando la eliminatoria. Ésa es la diferencia, eso vinieron a decirnos anoche los franceses: que el fútbol, señor Florentino, no es dinero, sino trabajo, ilusión, compañerismo, humildad... ¿O no lo dejó claro el Barça, campeón de todo, gracias a la cantera?

El domingo vuelve la liga, donde el Madrid es líder igualado a puntos con el mejor equipo del mundo, y donde también juega el Atleti, además de en la Uefa y en la Copa del Rey. Otro mensaje, "tito Floren": el Atleti, en tres competiciones, el Madrid, en una. Y encima, con la macabra posibilidad en el horizonte de que tanto Barça como Atleti puedan ser campeones de Europa y de España en el Bernabeu. En fin, hablemos de historia y de Villarato...