El ascenso del Carolinense y de un amigo.

El otro día os comenté que en mi grupo de colegas hay gente que juega en el Racing, en Los Villares y en el Carolinense. Pues la otra noche nos juntamos para ver el fútbol que ponían en la tele y al final ni vimos fútbol ni vimos nada, el sprint final por el ascenso en la preferente fue lo único de lo que supimos charlar. Añadió emoción al asunto saber que tanto Racing como Los Villares se concentraban horas antes del partido. Por cierto, ahora que lo digo, tuve el privilegio de estar en la concentración del Racing y creo que a más de uno os habría sorprendido.

Bueno, el caso es que la otra noche le pregunté a mi colega Sergio, central del Carolinense, si ellos iban concentrados también. Tras su respuesta, no pude parar de reirme. Me dijo: "Qué va, menos mal, porque entonces ¿quién se come el plato de paella de mi madre y el par de natillas de chocolate de postre?" Mientras los otros dos casi se podría decir que ya estaban nerviosos y esperando con ansia el día del domingo, era evidente que Sergio se lo tomaba de otra manera. El partido en Guarromán era un derbi y una final donde se jugaban el ascenso, pero no dejaba de ser un partido de fútbol amater.


Sergio ha sido campeón de la Copa del Subdelegado y ya ha vivido tres ascensos en diferentes equipos, y siempre como central titular, así que sabe de qué va el tema. Admiro su deportividad, su nobleza y su sencillez. La naturalidad con que se toma todo esto y las bromas con las que sale al paso cada vez que intentamos vacilarle con el fútbol. A pesar de haber vivido tres ascensos y conocer la sensación de ser campeón, tranquilos porque nunca os hablará ni se jactará de ello. A pesar de estar acostumbrado a la gloria, él sigue igual, sin darle más importancia de la que realmente tiene. Con su forma de ser, él nos recuerda siempre que esto es fútbol amater, que este fútbol nuestro no es más que un deporte, y como tal, hay que disfrutarlo y no sufrirlo. Sergio sabe de qué va esto, por eso está siempre de cachondeo y por eso tiene tantos amigos. Y en esa naturalidad con la que afronta este tipo de cosas, tal vez esté la clave de su éxito. Al final, de los cuatro amigos que charlábamos aquella noche, ascendió el que no se concentró. Será cabrón...