Hoy toca.


Tildaron de loco a Don Enrique Sánchez Flores cuando tomó la decisión de hacerse cargo de un barco que se hundía como se hundió el Titanic. El Atleti era también un barco lujoso que venía de meterse en puestos de Champions en los dos años anteriores y en la que dicen, es la mejor liga del mundo. De repente, el Kun estaba sobrevalorado, Forlán era un ex-futbolista, Reyes una dura hipoteca y Simao, bacalá. Por no hablar de la defensa, que más bien parecía el carnaval de Cádiz. Eso escuchaba, eso leía y eso empezaba yo a pensar también.

Pero en medio de este caos llegó Don Enrique Sánchez Flores, quien supongo que pensó: "Si nos hundimos, al menos vamos a joder el iceberg." Así que se puso manos a la obra y creyó en lo que nadie creíamos. Se descolgó diciendo que los jugadores eran muy buenos, que había una pedazo de plantilla y que el único problema era una importante cornada psicológica. Luego llegó la sin razón, la montaña rusa, con partidos extraordinarios intercalados con desastres lamentables, pero al menos volvimos a sentir emociones, algo estaba cambiando. Eso también es el Atleti y ya lo dice Sabina: "Qué manera de subir y bajar de las nubes..." Total, que el equipo se recupera vía Copa y con la inercia superan el inferno turco del Galatasaray, por lo que el Atleti se anima y decide asaltar Europa.

Y en esas estamos, del infierno turco a la gloria de Hamburgo pasando por el mítico Anfield. Tras un año de turbulencias, el Atleti es el único club del país inmerso en tres competiciones y es la única esperanza española en Europa. Y de fondo, 15 años de sequía. Pero hoy el Atleti tiene una cita con la historia y estoy seguro de que acudirá y dará la talla. Neptuno está preparado y los corazones atléticos también. Preparados para sufrir, preparados ganar. Así es el Atleti, y hoy volverá a ser un grande.