Turno para España.


Por fin. LLevamos seis días de mundial y lo cierto es que ninguna selección enamora. Tenemos respeto por todas: Italia siempre da guerra, Alemania siempre gana, a Inglaterra la entrena un tal Capello, Holanda estará ahí, Brasil es Brasil, Argentina tiene a Messi y Portugal a Cristiano, pero ninguna encandila, ninguna convence, porque aunque Alemania goleó, no creo que los australianos sean la unidad adecuada de medida. El mundial defrauda por su igualdad, los favoritos no se imponen y el resto no alcanzan el nivel como para darles el revolcón, y como resultado, lo que estamos viendo: pocos goles, ninguna sorpresa, y nada de fútbol.

Pero la esperanza es España. La Roja hizo temblar el suelo con la goleada a Polonia, pero estamos en las mismas, aquellos no son termómetro para controlar el nivel de la selección. No obstante, la selección española es más fiable que ninguna porque no sabe jugar a otra cosa que tocar, tocar y tocar. No hay otro patrón, no hay otro guión, tenemos la certeza de que esta tarde España dominará y bailará a los suizos, porque no sabe hacer otra cosa. De todos modos, tanta igualdad en los otros partidos me tiene mosca, no acabo de fiarme, pero qué carajo, España es diferente. Mientras que las otras selecciones tienen a tres o cuatro figuras, cada uno de nuestros 23 jugadores podrían ser la estrella de cualquier otro equipo del mundial. Nos da miedo decirlo, casi no podemos creérnoslo porque estamos acomplejados por años y años de decepción, pero amigos, este año somos los mejores y nos vamos a traer la copa del mundo a casa.

El asalto al mundial lo empezamos a las 16:00 horas y, al menos yo, estoy pendiende de Iniesta. No paro de escuchar que lo mejor es que Iniesta descanse porque no le vamos a necesitar ante Suiza, pero yo me revelo ante esto. Es verdad que nos basta y nos sobra con que Xavi coja el balón y se asocie con el resto, pero el juego de La Roja alcanza su clímax cuando Iniesta aparece en escena y deja su pincelada. Y hoy España tiene que ganar, convencer y enamorar, pero para terminar de acojonar al resto, hoy debe de jugar Iniesta, porque esta vez tenemos que acomplejar a los demás. Cuando el partido termine a las 18:00, los alemanes, que dicen que son los que mejor están, tienen que recordar que hace no mucho les pintamos la cara y les bailamos en una final. España debe hoy de comerles la moral al resto, y para ello necesitamos a Iniesta.