Vuelve la máquina.



Ya están aquí. España llega a cuartos después de eliminar a Portugal con ese juego exquisito y a la vez profundo que parecía haberse evaporado de forma inexplicable. La selección volvió por sus fueros después de las turbulencias vividas durante la fase de grupos y presenta sobre la mesa su candidatura para el ganar el Mundial. Brasil, Holanda, Argentina y Alemania también ganaron, pero no como nosotros. España vuelve a enamorar y vuelve a ilusionar. Y con el doble pivote, todo sea dicho.

Ayer España nos convenció a todos de que también se puede jugar bien y se puede tener profundidad con Alonso y Busquets en el campo. Yo sigo encabezonado en que me gustaba más la apuesta por un único hombre ancla y los tres jugones por delante, pero ayer Del Bosque nos hizo ver que su fórmula también es válida. Para gustos colores, el caso es que sigamos pasando de ronda. Y ahora España se ha cargado a Portugal y ha lanzado un aviso a navegantes, "hemos vuelto". Porque volvió la España del tiki-taka. Magnífico centro del campo con un Xavi omnipresente y omnipotente, infranqueable la defensa, y letal el ataque, especialmente Villa, que me está encantando arrancando desde fuera.

Pero la clave fue Del Bosque y el cambio. Primero, Torres, poco acertado, hizo un trabajo necesario de desgaste, y después salió LLorente y nos dio lo que necesitábamos, alguien que aguantara el balón allí arriba para que llegaran los jugadores de segunda línea. LLorente recibía, aguantaba, la bajaba, y se la daba a Xavi, Iniesta o Villa en la zona de tres cuartos y ahí comenzaba el rondo. España expuso su mejor versión y llegó el gol, después, a disfrutar. Pero no todos, lástima que Cristiano no fuese invitado a la fiesta. Y ya se sabe, si el astro luso no satisface su ego y sus aires de grandeza, pierde los papeles. Este cani con pasta, deportista fenomenal, fue desquiciado y superado por enésima vez por los chiquitines de España y del Barça, y perdió los modales al final del partido. Menos mal Messi no es español...