El Villanueva pende de un hilo.

El fútbol de Villanueva del Arzobispo está en la uvi y sus constantes vitales son cada vez más débiles. Objetivos frustrados, o vivir por encima de sus posibilidades, son algunas de las causas por las que el Villanueva del Arzobispo podría desaparecer en las próximas semanas, y es que la decepcionante temporada de un Villanueva que debió aspirar a mucho más, ha terminado por desilusionar a la directiva. A día de hoy, nadie quiere hacerse cargo del club, que navega a la deriva y con pocas esperanzas de llegar a buen puerto.

Es cierto que el Villanueva terminó jugando con juveniles y gente de la casa, pero esto solo fue el Plan B, un volantazo desesperado del entrenador cuando el equipo se venía a pique. Porque en realidad, el Plan A consistía en un equipo fuerte, lleno de nombres bien pagados cuyas expectativas reales pasaban por pelear la promoción de ascenso hasta el final. Tras el derbi de Las Villas en San Blas, así lo reconocían sus jugadores más importantes, aunque luego, a todo lo pasado, el míster cambiaría su discurso y aplicaría el Plan B, ese de sacar canteranos y mirar hacia el futuro.

Ya era tarde. Villanueva del Arzobispo fue como el alpinista que pasa dos noches sobre los 8000 metros, es decir, vivió demasiado tiempo por encima de sus posibilidades y una de las graves consecuencias es que aun se debe mucho dinero a jugadores. Así que la realidad actual es que nadie quiere seguir perdiendo pasta y tiempo con el Villanueva. El Ayuntamiento no puede seguir ayudando, los directivos se han retirado y, además, los baluartes del equipo han mirado hacia otro lado y se han comprometido con otros clubs. Según cuentan por aquella tierra, la única esperanza a la que se agarra este histórico es un grupo de chavales de entre 20 y 22 años que están removiendo los cimientos del pueblo para buscar patrocinadores que colaboren con un proyecto que se basaría en que la gente de casa juegue por amor al arte. Tarea complicada, pero Alejandro Arce y sus colegas son, a día de hoy, el único argumento que mantiene viva la ilusión de un Villanueva moribundo.

Antes o después, por gusto o por necesidad, el fútbol de los pueblos, amigos, tiene su futuro en las canteras.