La agonía del Racing Jaén.

El otro día (no os sabría decir si el viernes o el jueves), recibí la llamada del presidente del Racing Jaén para anunciarme, convencido, de que su club empezará la liga el próximo 5 de septiembre. Realmente, Manolo Martínez es un tío entusiasta y parece que ni siquiera aquella crisis económica que el club atravesó en el final de la liga pasada ha conseguido minar sus esperanzas y sus ganas de sacar adelante un equipo de fútbol amater. La historia ya la conocéis: el Racing se queda sin pasta, el presi coge su mochila y hace una marcha-protesta desde Jaén hasta Alcaudete (en la imagen) para reivindicar las ayudas que el Ayuntamiento le había prometido, pero al final es la empresa Astorga quien dona 1000 euros para que el equipo pueda terminar la liga. Y de fondo, una deuda con la Federación Jienense de Fútbol que ronda los 3000 euros.

Con este panorama, sin noticias nuevas y con el presidente perdido en combate, nos montamos en el mes de julio. Con el Racing clínicamente muerto, durante el mes de junio la directiva del club se diluye y aquella magnifica plantilla que disputa el ascenso a Primera Andaluza en la última jornada empieza a desintegrarse y a comprometerse con otros clubs para la próxima temporada. Es lógico, el barco se hunde y todo el mundo corre a salvarse, incluído el entrenador, que hace unos días fichó por el Útica. Pero entonces, después de casi dos meses sin dar señales de vida, reaparece el presi y dice que el Racing sigue vivo, que el barco no se hunde.

Cuenta que hay pasta para pagar la deuda y para arrancar, y que ya se está moviendo para conseguir una base económica que le permita competir y acabar la temporada con dignidad. Manolo Martínez está negociando ya con entrenadores y pretende formar una plantilla que vuelva a jugar por amor al arte. De momento está solo, pero asegura que pronto contará con una junta directiva... Sinceramente, en Jaén falta gente como Manolo, con ilusión y con un amor hacia el deporte que raya la locura. El problema es que el alquiler de un campo no se paga con ilusión, ni el árbitro te pide amor al final del partido. Para competir hace falta dinero, mucho dinero, y en ese aspecto, me da la sensación de que el Racing está herido de muerte.