La promesa del fútbol vilcheño se viste de blanco.

Pues sí que era bueno. Creo recordar que tenía 15 años, o 16 como mucho, cuando Pedrito irrumpió en el fútbol provincial de la mano de Ángel Gálvez. El Vilches jugaba un partido a las 12 de la mañana en el campo de la Universidad de Jaén frente al equipo universitario que entrenaba Fernando Oya, y el Vilches se pegó la "vacilada" de alinear a un cadete, así lo vi yo en aquel momento y eso es lo que se comentaba en los corrillos del campo: ¿Dónde va el Vilches con el chavea?

Porque no había que fijarse demasiado para ver que ese chiquitín que jugaba en banda no alcanzaba ni siquiera la edad juvenil. Pero no, el Vilches no se había pegado un tiro en el pie aquella mañana, el chico estaba muy bien dotado técnicamente y pensaba con rapidez, acaso tenía ya la cabeza mejor amueblada que muchos adultos. No destacaba demasiado, salvo en la anécdota: un chavalito que no desentonaba al jugar con los mayores. Asombroso.

Y luego llegó Simarro, que no se corta ni con un cristal, y no sólo apostó por la continuidad de Pedrito en el Vilches, sino que lo convirtió además en un jugador habitual e importante en sus alineaciones. Como lateral, interior, medio centro o media punta, Pedrito ha estado rindiendo a un gran nivel durante estos años en Preferente y Andaluza. Con su fútbol nos ha conquistado a muchos hasta que, ahora, a sus 19 años, el Real Jaén B ha llamado a su puerta. Alberto Lasarte ya tiene a ese bajito con revólver, que aunque no hace saltar las alarmas del rival, si te descuidas, se filtra entre tus líneas defensivas, te pega un tiro y te mata. Efectivamente, resulta que el chavalín era bastante bueno.