El Torredonjimeno aplasta al Lopera.


Hay poco que decir, esta es la declaración de intenciones de un equipo que, como ya comentábamos ayer, tiene capacidad para otros menesteres. Lopera se encontró en medio de una tormenta de fútbol ante la que nada pudo hacer, salvo rezar y pedir misericordia. Se mantuvo en pie durante un cuarto de hora, momento en el que uno de sus centrales sacó la mano para evitar el primero que habría la lata. Penalti y expulsión. Júber falló la pena máxima pero poco importó, el Lopera acababa de sufrir una estocada mortal.

Después empezaría la lluvia de goles y con 4-0 nos fuimos al descanso. Roger comenzó a mover el banquillo y dio descanso a gente como Júber, Miguel Díaz o Javi Osorio. Sin embargo mantuvo en el campo a José Andrés, Jorge y Octavio y el equipo siguió funcionando de igual manera. El monólogo toxiriano dio para más goles y para un sinfín de ocasiones fallidas, por lo que el 7-0 se antoja escandoloso pero, a la vez, corto.

Y así trancurrió una tarde en la que el Torredonjimeno confirmó todo lo que de ellos se ha dicho y escrito: equipo fuerte, candidato, y condenado a enamorar con su fútbol. Cierto es que tal vez no sea Lopera el mejor termómetro para medir el nivel de este Torredonjimeno, pero se antoja casi imposible verle sucumbir ante alguien en el Matías Prats. También habrá que verle en campos pequeñitos, donde sus laterales no puedan desdoblar y los milimétricos cambios de orientación de Júber sean inoperantes, ésa será la otra liga en la que veremos qué saca de la chistera el conjunto rojiblanco. De momento, el Torredonjimeno asusta y ya es líder.