La cantera es la tendencia...

No he visto lo suficiente al Beas de Segura como para suscribir la opinión de Fernando Rascón, desconozco, por tanto, si su equipo tiene potencial para dar una buena imagen en Primera Andaluza, pero admiro su ambición y su proyecto deportivo. Beas de Segura es un pueblo de 5.600 habitantes con un club de fútbol que un día apostó por su cantera, y tras pasar algunos años en el ascensor que comunica la Preferente con la Primera Regional, ahora sus jugadores están empezando a consolidarse y son un equipo fuerte con sueños a la vista. Han tenido paciencia todos estos años, han jugado en la categoría que les pertenecía y ahora se presentan en Preferente como uno de los equipos a tener en cuenta.

Algo parecido está pasando también en Fuensanta, pero en Primera Regional. Valdepeñas, el equipo de Preferente que más temporadas consecutivas lleva en la categoría, tira de sus chavales para conservar los galones. Villargordo lleva años jugando con gente del pueblo. Baeza renuncia a mayores glorias para nutrirse de canteranos y asegurarse un futuro estable. El Iliturgi pretende volver a ser grande con chicos de Andújar. En Marmolejo se basan en gente de la casa para mantener la categoría; Linares y Torredonjimeno utilizan la misma fórmula para recuperar su lugar en la historia. En Bailén no permiten más de seis fichajes foráneos. Santo Tomé, Guarromán, Vilches....


Pero no se entienda esta humilde reflexión como crítica hacia aquellos clubs cuyo fútbol base no da para alimentar a un equipo senior o cuyos objetivos precisan de un nivel superior al que puedan encontrar en sus nidos. No, no es esa la intención. De hecho resulta fascinante, por ejemplo, cómo el Villacarrillo era equipo de Primera Regional en marzo de 2009, y en septiembre de 2010 arranca la temporada en Primera Andaluza; o la promoción de ascenso a 3ª del Úbeda Viva; el ascenso del Martos; el "casi" a 2ªB del Atlético Mancha Real... En realidad, estaba pensando que la inmensa mayoría de nuestros equipos están haciendo las cosas con mucho criterio, aunque también es cierto que aun quedan algunos rezagados, cada vez menos, que todavía se permiten el lujo de prescindir de sus canteras porque sí.