Ya sabéis que el Huelma ha recurrido al Comité de Apelación de la Federación Andaluza de Fútbol, reclamando el endurecimiento de la sanción a Carlos Cañaveras, jugador del Útica a quien el Comité Territorial de Competición (Delegación de Jaén) sancionó con un partido por "infracciones de las reglas del juego determinantes de expulsión" (Artículo 56.5), en la reunión del pasado 6 de abril. 
Huelma pretende que el Comité de Apelación de la FAF considere como "falta grave" los incidentes sucedidos al término del partido que enfrentó al Útica con el Santo Tomé, donde Carlos Cañaveras amenazó al árbitro con partirle la cara y teniendo que ser sujetado por sus compañeros (así lo refleja el acta arbitral). Si este episodio fuese catalogado como "falta grave", sería la tercera infracción de este tipo que acumularía el Útica en la presente temporada, y de acuerdo con el Artículo 76.1 del Régimen de Justicia Deportiva, al Útica se le tendría que descontar un punto en la clasificación general, hecho que salvaría al Huelma y que condenaría al equipo de Marmolejo.
Sin embargo, como hemos dicho anteriormente, el Comité Territorial de Competición ya se ha pronunciado y considera que lo sucedido no es una falta grave, sino "una infracción de las reglas del juego determinante de expulsión". Así que lo que el Huelma persigue es que en Sevilla no se laven las manos y actuen en consecuencia, contradiciendo la resolución que se ha hecho en Jaén y elevando el incidente a categoría de "falta grave". Ciertamente, tengo mis dudas de que la FAF realice una maniobra que puede sonrojar a sus colegas de Jaén, pero si finalmente deciden meter la cuchara en el asunto, me da la sensación de que el Útica podría encontrarse en un apuro de dimensiones catastróficas.
Bill Shankly (mítico entrenador del Liverpool) dijo una vez que "el fútbol no es cuestión de vida o muerte, es algo mucho más importante que eso." Huelma se agarra a un clavo ardiendo para salvar la categoría, el viejo Bill los entendería.
