El triunfo de unos cuantos canteranos


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De la rebelión del Porcuna hasta el asalto del Valdepeñas han pasado más de 400 días. El Torredonjimeno se dejó entonces un ascenso a Preferente felizmente recuperado esta temporada y ahora la historia se repite con una eliminación tan posible como inesperada. Sí, aunque el dato expuesto revelaba a un Torredonjimeno lanzado e imparable, lo cierto es que, como dijo Chico hace unos días refiriéndose al Linares, las categorías están por algo. Confieso que en este par de semanas me ha sido imposible imaginar siquiera una semifinal sin presencia toxiriana, pues los números, el juego y la inmensidad del Matías Prats me resultaban argumentos más que suficientes, sin embargo el Valde golpeó primero y nunca perdió la fe. Sorpresa y a semis.

La primera bofetada me llega desde casa, donde mi hermano acaso puede acusarme de infiel, de no creer en la causa. Él defendió la banda derecha de un Valde que asumió su incapacidad para robar el balón a su rival y se atrincheró atrás a la espera de aprovechar una contra mortal, táctica tan legítima como la que utilizó el Torredonjimeno, totalmente opuesta y que le ha llevado a consumar una temporada inmaculada. Los toxirianos acapararon el balón y controlaron ritmo y tiempos del partido, dispusieron de ocasiones y mantuvieron al Valde contra las cuerdas. Jorge hizo el 1-0 a los ocho minutos y encarrilaba un partido que presumía goleada, pero quince minutos después Guili haría el empate y obligaba al Torredonjimeno a marcar dos goles que nunca llegarían.

El Valde está en semis y yo que me alegro. Lamento que algunos amiguetes no puedan disfrutar de lo que hubiera sido una legendaria eliminatoria frente al Linares de Chico y Óscar Benito, y lloro por supuesto la derrota de un estilo generoso y atractivo que, llevado a su máximo exponente, ha conducido al fútbol de este país a escribir la página más hermosa de toda su historia, pero el Valdepeñas también enarbola una filosofía que merece el protagonismo de una semifinal provincial. Mientras que otros clubs fichaban jugadores de Tercera División para jugar esta Copa Subdelegado, el Valdepeñas apostaba una vez más por su cantera: los fichajes de este club se limitaron a la incorporación de un juvenil y de un cadete. En Valdepeñas son valientes y apuestan cada temporada por su gente, pienso que son otro ejemplo, diferente, de cómo dignificar el fútbol y asegurar el futuro de un club. Aquellos veteranos de veintipocos años que aman al club de su tierra siempre defenderán con orgullo la camiseta de su pueblo, haya más, o haya menos dinero. Este es el camino, y me alegro de este nuevo triunfo.