Mutiu marcó la diferencia.

Tener a Mutiu en un equipo de Preferente es como usar un arma nuclear en una guerra convencional. Los Villares tiene el privilegio de contar con él y dudo si, con el permiso de Mr. Júber, maestro del centrocampismo de toque y apoyo, los aficionados de aquel pueblo han visto alguna vez un jugador con más talento. No pretendo la comparación odiosa, ambos responden al mismo patrón y la diferencia fundamental radica en la edad, el uno ya da sus últimas pinceladas y el otro aun tiene tiempo de sobra para seguir dibujando obras de arte. En cualquier caso, estamos ante dos jugadores excelsos cuyo cerebro piensa y ejecuta a la velocidad de la luz. Cuando tocan el balón un par de veces, el mensaje que se desprende es tan claro y nítido como su fútbol: "seguidme, simplemente seguidme".

Pues casi me atrevería a decir que Mutiu se llevó de calle el partido de La Guardia. Es cierto que, en líneas generales, Los Villares fue superior a un equipo local al que todavía le faltan horas de cocina y efectivos de importancia en su columna vertebral (Rafa Luque, Carcelén, José Manuel, Chesco...), así que anoche fue Mutiu quien encendió la luz e indicó el camino a los suyos. La Guardia salió con fuerza y discutió el partido mientras le duró el físico, pero el 0-1 abrió la trágica herida del que lo da todo y aun así resulta mal parado. Siguieron corriendo y peleando los de Julián Beltrán, a los que hay que reconocerles su entrega y voluntad, pero para entonces Mutiu ya había comenzado su ejercicio de gobierno. Marcó el ritmo, escondió la pelota y colorín colorado. Isaac cerró el partido antes del descanso con un golazo.

Con la segunda parte comenzó el carrusel de cambios. La Guardia sacó todo lo que tenía en su banquillo y Los Villares presumió de cantera, bajó ostensiblemente la edad media de su convocatoria y dio entrada a unos cuantos juveniles. Criado en ese club, reconozco que me invadió una inconfundible sensación de felicidad al ver en el primer equipo a chavales que no hace mucho tiempo correteaban en el equipo de infantiles. Apuesto a que cualquier villariego que hubiera en la grada sintió la misma satisfacción que yo cuando vio el descaro de Antonio Ricardo, las intervenciones de Jorge o la voluntad de Garrido. Espero que pronto en el club empiecen a sacrificar la alegría artificial de unos ascensos de mentira a cambio de no aburrir a estos chavales, fruto de sus árboles, sangre de su sangre. En fin, entre tanto empató La Guardia de penalti y Mutiu sirvió el tercer gol con un pase de la categoría de un genio que se está divirtiendo, y que no quiere que el partido acabe nunca.