Anquela, el rebelde.

Siempre ha sido un tipo querido y respetado en Jaén. Mucho antes del 27 de octubre de 2009, en una charla distendida con guitarra y recortes de prensa encima de la mesa, un buen amigo mencionó el apellido Anquela para referirse al mejor entrenador que había tenido nunca, "el tío que más sabe de fútbol y del que más he aprendido", expresó, para ser más exactos. Iluminados por el clima nostálgico que surge de una copa entre colegas, hablábamos de personas que en tiempos pasados fueron quedándose en ese largo camino del fútbol, unas veces por la mala cabeza de la gente, y otras, por las dichosas lesiones que dan al traste con carreras muy prometedoras. Sin olvidar, por supuesto, a un tercer grupo de personas perfectamente preparadas y válidas que, sencillamente, no estuvieron en el lugar exacto, con la gente adecuada, y en el momento oportuno.

Aproximadamente un par de años más tarde, Anquela, cuyo nombre salió a relucir en esa tercera colección, se encontraba en el Estadio Santo Domingo de Alcorcón, rodeado de un equipo de valientes, y citándose con la historia en aquella noche legendaria de octubre (
La noche en que Anquela humilló al Madrid de Florentino). El Alcorcón de Anquelotti destrozó al Real Madrid y le apartó de la Copa del Rey tras sacar adelante la eliminatoria en el Santiago Bernabeu. "Fue bonito, pero eso ya es pasado y la vida sigue". Más tarde, este currante del fútbol ascendió a la entidad madrileña a 2ª División por primera vez en su historia, consolidando la categoría en una temporada histórica que dio pie incluso para soñar con el Play Off de ascenso a Primera División.

Parece, pues, que el famoso Alcorconazo no fue una simple casualidad, sino el inicio de una heróica rebelión que viene perdurando en el tiempo, fruto del trabajo y la humildad de un tipo sencillo al que la fama y las gestas no han conseguido borrar su acento jiennense. "Yo no voy a cambiar, no voy a cambiar mis principios, esté donde esté". Zaragoza ha sido su última víctima, y el Levante ya ha sufrido un nuevo zarpazo. La Rebelión de Anquelotti y su Alcorcón sigue adelante, y en Jaén nos sentimos orgullosos. Porque pese a todo, sigue siendo Juan Antonio.