El declive del Santo Tomé.


El Santo Tomé comenzó el mes de diciembre encaramado a la segunda posición de la liga, siguiendo la estela del que para entonces ya era líder, Los Villares. Precisamente, ambos equipos se midieron en aquel primer fin de semana de diciembre en lo que supuso la primera derrota del Santo Tomé en el campeonato, que además, llegaba al partido como un tiro después de golear al Navas de San Juan. Pero a pesar de extraviar su imbatibilidad en la puerta de la Sierra Sur, los hombres de Juan Antonio Vinuesa pudieron conservar la segunda posición gracias al empate entre sus inmediatos perseguidores: Torredonjimeno e Iliturgi. No obstante, algo había empezado a cambiar en el vestuario del Santo Tomé.

La derrota en Los Villares dio entrada a una racha de cuatro partidos sin conocer la victoria: empatarían frente al Iliturgi y sucumbirían ante Guarromán y Villargordo. Pero levantando la mirada y echando la vista hacia atrás, los números nos guían hacia el 13 de noviembre y el partido que el Santo Tomé disputó en el Matías Prats. Desde entonces y hasta ahora, los tomeseños se ven envueltos en un período de decadencia en el que sólo suman una victoria en los siete partidos que han disputado y, como consecuencia, empiezan a perder puestos en la clasificación hasta reposar actualmente en la quinta plaza, a cinco puntos del tercero.

Cierto es que el presidente del club, Andrés Ramos, ha manifestado en contadas ocasiones que ninguno de los objetivos propuestos durante el mes de agosto situaba al Santo Tomé en la órbita de la Primera Andaluza: "Somos un pueblo de 2.500 habitantes, no luchamos por estar en Andaluza el año que viene". Sin embargo, el potencial de la plantilla sí autoriza -y casi exige- al San Tomé pelear por las medallas en la Regional Preferente. ¿Qué está pasando? ¿A qué se debe este declive?

El entrenador, Juan Antonio Vinuesa, ha sido muy sincero y autocrítico: "Tal vez yo soy el máximo responsable de la situación. Hemos renunciado a nuestro estilo de juego habitual de tocar y jugar juntos, de hacer una serie de cosas que eran típicas en mi equipo. No estamos jugando a nada y desconozco el por qué, desconozco el motivo por el que hemos perdido nuestro mapa de ruta." Sin embargo, después de asumir la mayor parte de la responsabilidad, el técnico del Santo Tomé ha querido mandar un mensaje a sus jugadores: "Salimos al campo sin ningún tipo de nivel de exigencia y por eso nos están ganando los partidos. Los equipos rivales están siendo superiores a nosotros porque muestran más intensidad, más oficio y más ganas de jugar que nosotros. No obstante, espero que podamos frenar esta inercia en el próximo partido, pero ya te adelanto que si volvemos a jugar en el mismo nivel de exigencia en que lo venimos haciendo, volveremos a perder el partido."

Es imposible ser más sincero y más transparente. A mí me gustaría tener un entrenador así.