VERGÜENZA: sólo son niños.

Partiendo de la base de que tengo la absoluta convicción de que los padres son imprescindibles para el fútbol base, nunca me he puesto a comprobar científicamente el porcentaje de responsabilidad que ellos tienen en los problemas que surgen durante la temporada. Y creo que tampoco me voy a molestar en ello, puesto que tengo la certeza de que los padres son, a la vez, el principal generador del 95% de los enfrentamientos que destrozan la paz de los críos. Mientras los entrenadores se dedican a fomentar la deportividad y el respeto hacia el rival, manteniendo la mente fría y tranquila cuando el corazón reparte sangre a 180 pulsaciones por minuto, hay padres (no generalizo) que montan una zapatiesta en la grada y sonrojan a sus propios hijos con espectáculos deplorables.

Algo así sucedió el sábado pasado en Mancha Real durante un partido de infantiles (niños de 12 y 13 años). La AD Mancha Real recibía a la Fundación del Real Jaén en el estadio de La Juventud en un partido donde el conjunto local se jugaba el liderato, sin embargo, la primera derrota en su campo de los manchegos en lo que va de liga no fue, al parecer, bien encajada por la hinchada incondicional de estos chavalines. Y es que, según han afirmado en los micrófonos de Radio Jaén-SER el entrenador de la Fundación del Real Jaén, Tete Badillo, y un padre de este mismo equipo, Luis García, toda la expedición blanca (incluyendo padres y pequeños deportistas) fueron increpados por un grupo de gente visiblemente iluminada por el agua de fuego, y una mamá desequilibrada y violenta con vocación de Ultrassur, hasta el punto de que tuvieron que reclamar la presencia de las Fuerzas del Orden Público.

Entre tanto, nadie en Mancha Real quiere pronunciarse al respecto. Al menos de momento. En privado te cuentan que no ocurrió nada fuera de lo normal, aunque por otro lado reconocen que hubo insultos hacia los pequeños, algo "que sucede en muchos campos", aseguran. Sin embargo, al contrario que Tete Badillo o Luis García, nadie en Mancha Real se atreve a contradecir públicamente la versión contada: "No queremos remover más el asunto", explican. En cualquier caso, mal ejemplo estamos dando si justificamos nuestros errores argumentando que el vecino lo hace aun peor. Y poco estamos avanzando si los insultos a niños de 12 años son considerados como cosas del fútbol, y no como noticias perfectamente denunciables.

Como decía el propio Luis García al término de su intervención en Ser Deportivos, es momento para que todos reflexionemos. Este no es el camino. Sólo son niños.

Fotos: Andrés Moya.