
La temporada pasada a estas alturas, el Beas de Segura -también con Fernando Rascón en el banquillo- sumaba 33 puntos y soñaba con ocupar plaza de promoción de ascenso, un privilegio que en aquel momento ostentaba el Iliturgi con sólo cuatro puntos de ventaja. El Beas dejaba en cada campo una sensación de equipo fuerte y compacto, muy sólido atrás y peligroso en ataque. Sin embargo, un año después, el conjunto rojillo no impone el mismo respeto que entonces; y mientras que el año pasado sometieron en su campo a equipos como el Linares o Los Villares, esta temporada sólo han conseguido cuatro victorias en su feudo, y, además, todavía desconoce el sabor de la victoria lejos de su estadio.
¿Qué sucede? En los inicios, allá por el mes de septiembre, Fernando Rascón, un tipo natural y sincero que no se esconde a la hora de dar explicaciones, reconocía grietas importantes en el grupo humano; y ya se sabe, el fútbol es un deporte de equipo que puede pasar factura a vestuarios divididos, por mucho talento que exista en su interior. Pero una vez recuperada, aparentemente, la unión del colectivo, el bueno de Rascón aseguró hace un par de semanas que la marcha de Toni al Villacarrillo durante el pasado verano les había dejado muy tocados: "Toni era un jugador importante, nuestro mejor futbolista. Estamos haciendo ocasiones que el año pasado entraban porque Toni las enchufaba. Le estamos echando mucho, mucho de menos."
No obstante, Beas de Segura seguirá luchando hasta su último aliento y necesitará más que nunca a su afición. La situación es delicada, pero la salvación sigue a cuatro puntos.