
"No podía seguir en un equipo donde entrenan cinco o seis. Creo que lo mejor era marcharme y que viniera otra persona capaz de motivar a la plantilla. Tal vez con otro entrenador los jugadores vuelvan a los entrenamientos y puedan levantar la situación." Así de sincero se mostraba "Coco" tres días después de su dimisión, y es que no fue una decisión tomada a la ligera: "Ya tuvimos una reunión hace más de un mes, donde los jugadores volvieron a comprometerse para intentar asistir a los entrenamientos, pero el compromiso duró un par de semanas. Estoy triste porque el Guarromán tiene directivos y jugadores que merecen mucho la pena, pero no podía seguir entrenando de esta manera", aseguró.

Dos días más tarde, el Guarromán ya tenía sustituto: Sebastián Polaina, un técnico linarense de Nivel Nacional que ya entrenó en Regional Preferente dirigiendo a un Linares B que andaba por estos lares. Polania tendrá la dificil tarea de reanimar a un Guarromán en coma que suma cinco derrotas en los cinco últimos partidos, y que no gana desde el 17 de diciembre. La última paliza sufrida en Villargordo (6-0) ante un rival directo les deja como farolillo rojo de la liga. Pero la esperanza es lo último que se pierde.