Almuñécar: Lo que el ojo no ve.


Algunos de vosotros lo habéis solicitado con mayor o menor elegancia, y hay quienes, lamentablemente, siguen disparando por la espalda y ocultos en su escondite secreto. Tengo la esperanza de poder aburrirles enviando al limbo sus comentarios iluminados por el rencor y la envidia. Atacar a niños de once años y lapidar a quienes apostaron por ellos es un comportamiento que debería de darles vergüenza, pero supongo que pedir ética, moral y educación a un cobarde es como pedir peras a un olmo. No obstante, agradezco su estancia en este salón a quienes vienen, se informan, comentan, y se van, con la única intención de satisfacer su curiosidad y opinar con un mínimo de raciocinio. Hacia vosotros, que también lo habéis pedido, va una pequeña reflexión sobre el papel de nuestro fútbol base en Almuñécar.

Efectivamente, nuestra Selección Provincial Alevín cerró el pasado fin de semana su actuación en el Campeonato de Andalucía con cero puntos de nueve posibles. Jaén, que cada año suele alzarse con un título a nivel de selecciones, lleva, sin embargo, más de quince años sin dominar el Fútbol 7 en categoría Alevín. Creo que aquella última selección campeona la integraban, entre otros, un tal Manolín (hoy Manu Del Moral) y un tal Alberto (hoy Alberto Cobo). Ha llovido mucho desde entonces, pero algo sigue sin cambiar. Desde entonces y hasta nuestros días, existe una corriente de oportunistas recelosos que aprovechan situaciones como esta para cargar contra quienes dan el último paso de seleccionar lo que hay, y más triste aun, contra quienes son seleccionados.

Desconozco si será cuestión de generaciones que surgen espontáneas con mayor o menor nivel, y nos ha tocado atravesar una época de sequía, pero el dato está ahí: más de quince años sin dominar el Fútbol 7. En esta ocasión, me gustó la Selección que nos representó (al igual que en la pasada edición) pero en ambos torneos vengo observando lo mismo: un nivel individual aceptable, y problemas serios a la hora de competir. Jaén no compite en estos campeonatos, y seguirá sin competir mientras nuestras ligas provinciales signifiquen un paseo militar para dos o tres equipos. Primero, porque esos dos o tres equipos se pasan el año ganando sus partidos sin mayor esfuerzo; y segundo, porque a las Selecciones sólo pueden acudir un máximo de tres jugadores de campo por equipo; si, por ejemplo, en Jaén hay quince niños con nivel para competir en Andalucía, y los quince se reparten en dos equipos, significa que de esos quince sólo seis podrán asistir al Campeonato.

¿Dónde está el problema? Lo desconozco y no estoy aquí para buscar responsables, pero tengo la sensación de que no voy mal encaminado. Si no compites en casa, difícilmente lo harás cuando salgas por Andalucía. Y no es una cuestión de incapacidad, sino de entrenamiento. Este año, nuestros dos mejores equipos en categoría Alevín han arrasado en la provincia, pero al mismo tiempo, han salido goleados en sus eliminatorias del Campeonato de Andalucía de clubs. Los responsables no son los entrenadores ni los jugadores. Tampoco los seleccionadores. Tenemos lo que tenemos porque así lo hemos montado, y no creo que cambien los resultados si seguimos por el mismo camino. Es indigno, por tanto, que algunos se amparen en el anonimato para cargar toda la responsabilidad contra quien selecciona o es seleccionado, aunque, por otra parte, no creo que esos cerebros den para recapacitar mucho más.

No obstante, he de contaros también, que nuestra Selección Provincial dio la cara en todos y cada uno de los tres partidos que disputó. Tuvo contra las cuerdas a Córdoba y Almería, y realizó un buen trabajo frente a Granada, que más tarde se alzaría con el título. Pero lo más importante fue la experiencia enriquecedora que nuestros chicos vivieron en la concentración de Almuñécar, donde acudieron un puñado de compañeros y salió un grupo de hermanos. No sabéis lo que une la convivencia del día a día, lo bonito que es ver abrazados a dos niños que días antes eran rivales, la amistad que puede surgir, por ejemplo, entre la delegación sevillana y la delegación jiennense, o la solidaridad que puede mostrar un niño ante la lesión de un compañero rival. Son los milagros que a veces genera el fútbol, experiencias que algunos son incapaces de valorar pero que tanto hacen madurar a los niños. Porque, por si alguien aun no lo sabía, el principal objetivo de estos campeonatos no es otro que formar deportistas. Formar personas.