¡QUE EMPIECE YA!



Conozco a un tipo que no acaba de entender la ilusión que despierta el fútbol en las personas de nuestro maltratado país. Ni lo entiende, ni lo soporta. Le cabrea sobremanera comprobar que los españolitos de a pie como yo, malgastan su valioso tiempo en ver tropecientos partidos a lo largo del año en vez de pasar el día preocupados por la situación económica actual. Es un entendido en la materia, y acostumbra a examinar el descalabro económico desde su cómoda tribuna, sustentada por una suculenta jubilación. Así las cosas, intuyo que lo de analizar es más bien una cuestión lúdica, algo entretenido para ocupar el tiempo libre. Más o menos, lo que yo hago por aquí con el fútbol. Porque apuesto a que no le faltará ni gloria a él y a los suyos hasta el fin de sus días. Y yo que me alegro.

Sin embargo, ahí fuera hay gente realmente preocupada, gente que ha perdido su trabajo o que directamente no lo encuentra. Conozco a otros que trabajan de sol a sol y que llegan a casa cada noche con el único pensamiento de cenar pronto y meterse en el sobre, porque  el despertador toca enseguida. Los hay a quienes, esos demagogos cantamañanas de la corbata, y esas tontas del culo que viven en su Disneylandia particular, han arrebatado buena parte de sus sueldos obligándoles a componer malabares para llegar a fin de mes. Y no quiero ni hablar de los que viven en chabolas y esperan al ocaso para rebuscar en contenedores y vertederos.

Pues para buena parte de esta familia, el fútbol es un analgésico que permite aislar las preocupaciones, al menos, durante noventa minutos del día. A la gente le gusta el fútbol. Las personas nos divertimos con el deporte y llegamos a pensar que, si un deportista es capaz de cambiar el signo de su vida con esfuerzo y sacrificio, ¿Por qué no podemos cambiar la situación actual? El deporte nos muestra que existen ciclos, rachas, etapas de la vida que se inician y que también acaban. Que debemos superarnos a nosotros mismos y levantarnos ante cualquier tropiezo. Que hasta el minuto noventa, hay partido.
El fútbol transmite ilusión, alegría y esperanza. El viernes comienza la Eurocopa de Polonia y Ucrania, y España volverá a sonreir durante un mes. Bendito sea Dios.