UN ACTA ARBITRAL.


Redactada con minuciosidad e interpretada escrupulosamente al pie de la letra, el acta de un partido de fútbol rara vez escapa a la polémica, pero es poco menos que la mismísima palabra de Dios. Un árbitro es autoridad en el deporte, y su acta, el poder inquebrantable de la justicia. Goza, por tanto, de total e indudable credibilidad para quienes se encargan de ejecutar las leyes establecidas. Poco puede hacer el infractor para demostrar su también indudable inocencia. El acta es evidencia, exactitud. La verdad. Lo dicho, palabra de Dios.

Pero es un arma de doble filo, porque alguna vez se ha llegado a demostrar que lo redactado por un colegiado no era otra cosa que la consecuencia de algún sentimiento como el odio o la venganza, una mentira lanzada con mala fe sobre aquel que, en algún momento, osó poner en duda la rectitud de sus actos o la divinidad de su cargo. Y es que, aunque abunda la buena gente dentro del colectivo, también los hay prepotentes y aficionados a la novela, ojo, aunque escasean. Es la historia de siempre: "diferentes verdades" para una realidad que podrían revelar unas imágenes que rara vez existen. Ayer tratamos en Radio Jaén una de estas historias. 

Hace un par de semanas, un juez del deporte llamado Ángel redacta y asegura haber sido agredido por un futbolista llamado José, que milita en la UD La Guardia. Vamos, que según el acta del partido, José propinó un puñetazo a Ángel después de no aceptar una decisión arbitral. Los colegas de Ángel secundan la versión de su compadre, y el peso de la Ley cae sobre José, con trece partidos de suspensión y un punto restado a su equipo en la clasificación general de la liga. 

Entre tanto, José y los suyos garantizan la inocencia del futbolista, reconociendo un menosprecio por parte de José hacia Ángel, pero negando tajantemente la supuesta agresión: "Tras ser expulsado, nuestro jugador lanza al suelo el silbato del árbitro, pero en ningún momento le agrede ni insulta." Además de estas palabras, la UD La Guardia presenta pruebas que ponen en tela de juicio la redacción del colegiado. Los compañeros de José, firman un escrito en el que niegan haber visto agresión alguna; el entrenador y varios jugadores del equipo rival, el Jódar EM, confirman la inocencia de José y firman otro documento rechazando la redacción del colegiado; y por si fuera poco, incluso los agentes de la Guardia Civil, perfectamente identificados y presentes durante el partido, se han pronunciado declarando no haber visto agresión alguna entre jugador y árbitro.

Certificado su poder y ratificada su autoridad, tendrán que comprobar ahora si el acta arbitral fue utilizada con justicia, o contra la justicia.