Tras once años de fútbol, con ascensos,
descensos, ilusiones, sueños rotos, sonrisas, lágrimas, y superar incluso una
nueva desaparición, el fútbol linarense vuelve a liderar el Grupo IX de la
Tercera División. Por fin, después de varias temporadas navegando por las
categorías provinciales y autonómicas, el Linares
Deportivo resurge de sus cenizas para recuperar una bandera cargada de
historia e instalarla en lo más alto. La merecida victoria ante el Maracena, y los tropiezos del
Villacarrillo, Mancha Real y Atlético Malagueño, han devuelto al estadio de Linarejos
la alegría del padre que recibe a su hijo pródigo. El Linares ha vuelto.
Gobernó el partido de principio a fin con el
ansia y la obsesión del que persigue su objetivo y lo advierte próximo, inminente.
Al son de un centro del campo poderoso e imponente, el Linares no contempló en ningún momento la
posibilidad de que el Maracena reclamara el premio que había
ido a buscar y que casi encuentra a la media hora de partido, cuando Óscar Benito, incombustible y seguro,
atajó la primera y única ocasión que tuvieron los granadinos para instalar algo
de incertidumbre. Entre tanto, Óscar
Ventaja, Javi Quesada y Fran Carles ya habían decidido asumir
el control de la situación, y el partido se encauzó bajo el rumbo fijado.
Corpas hizo el primero al borde del
descanso, y tras la reanudación, Vitu
e Higinio reclamaron su papel dentro
de la fiesta de ocasiones que se había montado en Linarejos. Sin embargo,
fue el joven linarense Ángel quien
brilló con luz propia en el suspiro final, con un gol cantado que salvó un
milagro del meta granadino, y la asistencia a Siscu para que anotara el definitivo 2-0.
Finalmente, el histórico Linarejos estalló de
alegría al comprobar que, esta semana, su
Linares descansará sobre lo más alto de la clasificación de Tercera División once años después, y con la salud que proporciona una plantilla
basada en gente de nuestra provincia y de la propia ciudad.