D10S NO EXISTE


Leo Messi se va de Barcelona. La sal que faltaba a la nueva normalidad, la independència que nadie esperaba. Una vez más, el fútbol (esa droga moderna y eficaz que deforma la realidad y hace olvidar todo por un rato) se cuela entre las tristes noticias de rebrotes, muertes y contagios. Pero no haremos bromas sobre lo que falta o no falta a este caprichoso 2020 que apenas ha iniciado su segundo acto. Hemos venido a hablar de fútbol y me van a permitir perpetrar mi blasfemia: D10S no existe y me gustaría argumentarlo

Antes de ser juzgado por las leyes del fundamentalismo culé declararé en mi defensa que considero a Leo Messi el mejor futbolista de todos los tiempos (por aquí podéis encontrar algunos artículos sobre Messi y el Barça). Las comparaciones son odiosas y entiendo que algunos veteranos defiendan a los Di Estéfano, Pelé, Maradona o Cruyff, pero considero que nadie, absolutamente nadie, se ha mantenido al nivel de los más grandes de la historia durante tanto tiempo. Por no hablar, también, de las condiciones físicas y tácticas en que se encontraban los jugadores de entonces y los de ahora. Algunos habréis pensado en Cristiano, pero es una cuestión de gustos y me vais a perdonar: Messi es mejor. Aun así, no entraremos en un debate absurdo y odioso. Simplemente, he dejado mi opinión para que se haga constar en acta antes de mi siguiente exposición.

Lo mejor que le puede ocurrir al Barcelona es la marcha de Messi. Ya está, ya lo he dicho. Es un pensamiento que sale hoy del armario pero que llevo sosteniendo durante mucho tiempo. Y es que la verdadera reconstrucción de este equipo, que lleva años naufragando en Europa, pasa por la salida de Leo Messi. Ronald Koeman fue revelador en su presentación: "no sé si debo convencer a Messi", y acto seguido comunicó a Suárez su intención de traspasarle. ¡BOOM! Aquello me recordó a cuando Guardiola prescindió, nada más llegar, de Ronaldinho y Deco. Y conviene recordar este episodio porque siempre escucho el mismo argumento en contra de Pep: "se encontró al mejor Barça de la historia". Disculpen. Guardiola se encontró un Barça que venía de hacer el pasillo en el Bernabéu. Sí, en la foto aparecen los Puyol, los Xavi, los Iniesta, los Henry, los Trouré... Así que Guardiola fulminó a los líderes de ese vestuario, apostó por un par de chavales del filial (Busquets, Pedro) e hizo algún fichaje (Dani Alves). El resto es historia.

Pero más allá de los paralelismos que podamos encontrar, realmente pienso que la marcha de Messi no es ningún drama para el Barça. En primer lugar porque, si consideramos que Messi es el mejor jugador de la historia, existen evidencias de que un equipo de fútbol puede ser campeón de Europa y de todo sin tener al mejor jugador del mundo en su plantel. Ahí tienen los ejemplos recientes de este Bayern Munich arrollador, de ese Liverpool potente y desbocado, o de aquel Madrid letal de las tres Champions seguidas. Efectivamente, no hay nada que temer: hay vida y hay fútbol más allá de Messi.

Además de estas evidencias, hay argumentos futbolísticos para pensar que este Barça de Messi poco más puede ofrecer. Y es que si el fútbol es, más que nunca, velocidad y transiciones, este Barça de Messi queda muy lejos de ser un equipo vertiginoso capaz de aguantar el ritmo de los grandes clubes de Europa. La reciente derrota por 8-2 frente al Bayern Munich es el resumen perfecto de las carencias de un equipo que revolucionó el fútbol pero que ha sido víctima, precisamente, de la evolución de este deporte. Un ejemplo:


En la imagen podemos ver la que, bajo mi óptica, fue una de las claves del partido. El Bayern Munich ahogó la salida de balón del Barcelona sumando hasta ocho jugadores en la presión alta. Si hacemos cuentas, significa que los alemanes se jugaron la carta de ir a robar a campo contrario en igualdad numérica, quedando, por tanto, uno contra uno en defensa, es decir: dos defensas para defender a Messi y Suárez. Ni más, ni menos. Pero el técnico bávaro confió en que podía tomar estos riesgos porque intuyó que, con tantos metros a la espalda, Messi y Suárez no significarían ningún peligro. Ninguno de los dos pediría un balón al espacio y ninguno de los dos ganaría una carrera en velocidad. Tampoco Vidal y Sergi Roberto (elegidos por Setién para caer por banda) significarían una amenaza al espacio. El resultado de esta apuesta fue la escasa participación de ambos cracks y las constantes pérdidas de Ter Stegen, que no encontraba compañeros libres.

Pero la incapacidad para atacar los espacios y ganar duelos en velocidad no es el único problema que presenta este Barcelona de Messi y Suárez. En fase defensiva, así como en la transición defensiva, los dos cracks del Barcelona hace tiempo que dejaron de trabajar con la misma intensidad que el resto de sus compañeros. Y eso, en este fútbol moderno, es conceder demasiadas ventajas al contrario. De hecho, creo recordar que fue Ernesto Valverde quien encontró una solución al problema: defender en 4-4-2. El Txingurri decidió juntar dos líneas de cuatro para liberar de esfuerzos a Messi y Suárez, solución que le sirvió para ganar dos ligas españolas pero que, como decimos, fue insuficiente para competir ese fútbol intenso y veloz que ya reinaba en Europa. La eliminatoria contra el Liverpool (incluso el partido de ida) fue otra prueba de ello. En la imagen, un ejemplo de la actitud pasiva en fase defensiva de ambos atacantes. 


¿Significa esto que Messi y Suárez están acabados? Rotundamente no. Probablemente, ambos seguirán su carrera y brindarán otro par de años a gran nivel. Callarán bocas, dirán. Pero la postura que yo defiendo es que esta sociedad Messi-Suárez, encumbrada y acomodada en el vestuario del Barcelona, no dará más alegrías a la afición culé y, además, entorpecerían la regeneración natural que debe darse en este equipo y en cualquiera. Yo no creo en D10S, creo en el trabajo colectivo. Perdóname, Señor.