NUNCA TRAICIONARSE


"Cuando uno va detrás de lo que le marca el corazón, casi nunca falla. Y si falla, igualmente se siente feliz".
Llevar a rajatabla esta frase, que bien pudiera salir de alguna sesión de 'coaching', puede llegar a ser sinónimo de encontrar la paz consigo mismo. Diego Simeone la pronunció en rueda de prensa una tarde de otoño de 2016, después de que el Atleti sudara sangre para sacar el partido adelante cuando el estilo, el mensaje y los resultados, eran Biblia. Aquella última temporada a orillas del Manzanares se cerró con victoria y eliminación ante el Real Madrid en semifinales de Champions. "Orgullosos de no ser como vosotros" rezaba el tifo de la afición aquella tarde. Y es que la filosofía estaba por encima de todo, incluso de la eliminación.

Es el dilema de cualquier entrenador, supongo: ¿Me adapto al equipo o impongo mi credo por encima de todo? Pese a que la vida solitaria del entrenador discurre en la duda constante, entiendo que a medio camino de estas dos ideas está la respuesta: hay que adaptarse a las características de los jugadores pero sin dejar de lado las creencias de uno mismo. De manera que hay grandes entrenadores capaces de sacar el máximo partido a sus jugadores y alcanzan el éxito en diferentes clubes y con diferentes estilos; y hay también entrenadores que interpretan el éxito como el grado en que sus equipos sean fieles a sus principios. Entrenadores que dejan su sello. Equipos de autor. O clubes como el Athletic Club, que anteponen sus principios a las necesidades de la competición. En este punto, uno debe sentarse y reflexionar sobre la palabra 'éxito'

Normalmente, el éxito es un concepto impuesto por agentes externos a la persona. Se considera que alguien es exitoso si tiene un buen trabajo o gana mucho dinero. Con el entrenador ocurre algo parecido. Si ganas títulos, se te considera un entrenador exitoso. Podría decirse, por tanto, que el éxito es sinónimo de ganar, de cumplir los objetivos. La condición de 'exitoso' suele ser impuesta por el criterio de los demás. Son los demás quienes evalúan y otorgan el cartel. ¿Pero qué hay del criterio propio? ¿Qué hay de lo que uno siente? Marcelo Bielsa va un poco más allá: "éxito y felicidad no funcionan como sinónimos. Hay gente exitosa que no es feliz, y hay gente feliz que no necesita el éxito para serlo"

Todo aquel que se ha sentado en un banquillo conoce la rara sensación de frustración en la victoria inmerecida (el 'sí pero no'),  así como el consuelo (en la derrota) de haber defendido los valores que tu equipo pretende abanderar. Y luego está el inmenso vacío de perder tras haber hecho un planteamiento que pensabas que podría funcionar pero que no es realmente lo que llevas dentro. Traicionarse a uno mismo es de las peores sensaciones que existen. Así que al final, a la hora de iniciar un proyecto deportivo, plantear un partido o realizar cualquier cosa en la vida, es mejor mirarse en las entrañas y ver qué te nace adentro. Reflexionar a dónde vas, con quién y a qué. Porque una cosa es fallar, caer o equivocarse, y otra bien distinta es traicionarse.