EL LIBRO DE LUIS ENRIQUE


Atacar es la parte más compleja y difícil del fútbol. La guinda al pastel, la cumbre del Everest que cada entrenador quiere escalar para armar un buen equipo de fútbol. Se puede competir -y ganar- dominando la fase defensiva y las transiciones (más vinculadas a la voluntad que al talento), pero ganar desplegando, además, un ataque vistoso y eficaz precisa de un nivel técnico que solo está al alcance de unos cuantos privilegiados. La búsqueda de esa fantasía perfecta es lo que mantiene atrapado a todo entrenador en este mundo ingrato que es el fútbol.

Así que no me uniré a la carnicería que se ha organizado en torno al desempeño de Luis Enrique durante el Mundial de Qatar pese a que, probablemente, él ha promovido su propia cacería situándose en el centro de todo el foco mediático, generando polémicas con una actitud que, en ocasiones, rozaba un innecesario tono desafiante contra la prensa (acaso tratando de proteger -o sobreproteger- a unos chavales a quienes el Mundial les ha venido largo, dicho sea de paso). No me uniré a la crítica voraz de algunos foros, decía, porque entiendo que su equipo (el nuestro) ha naufragado en la búsqueda de esa excelencia que es ganar atacando de la manera más vistosa posible.

Pero fuera ya de toda la vorágine que genera la competición, haría bien Luis Enrique en plantearse la autocrítica. A un buen entrenador (y a su equipo de técnicos) se le presupone la experiencia y conocimientos suficientes para encontrar soluciones a la multitud de problemas que se pueden plantear en un partido y, sin embargo, la España de Luis Enrique ha evidenciado una falta preocupante de alternativas en ataque. Decir que no piensas incluir variantes en tu forma de jugar es, primero, servir en bandeja  a tu rival el libro de ruta (Japón y Marruecos lo han estudiado a la perfección), y segundo, revelar una pobreza táctica impropia de la élite. El libro del seleccionador español no puede tener una sola página, y esto no podemos defenderlo ni los que pensamos que ha hecho muchas cosas buenas para la selección.